Endesa ha hecho pública la convocatoria de su Junta General Extraordinaria de Accionistas (véase, entre otros, La Vanguardia de hoy, páginas 76-77). Dejando de lado el contexto económico, nuestro interés se sitúa en la posibilidad que brinda a sus accionistas (como otras compañías) para expresar y/o delegar su voto mediante procedimientos electrónicos.
En cuanto a "la emisión del voto a distancia" se señala como requisitos que el accionista disponga de firma electrónica reconocida o avanzada, cuyo certificado haya sido emitido por la Autoridad Pública de Certificación Española (CERES) dependiente de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Asimismo podrá utilizarse también el DNI electrónico (eDNI), para lo cual en ambos casos deberá accederse a la web de endesa, en su apartado de voto y delegación a distancia.
Más allá de otros detalles menores, lo interesante es la normalidad con que se asume la utilización de las NTICs en un ámbito tan relevante como es el empresarial. Aunque sería altamente interesante contar con más datos sobre su funcionamiento y la aceptación/valoración de estos procesos, lo interesante es la disonancia con la que discurren el mundo empresarial y económico y el mundo político. Asumiendo las diferencias existentes entre ambos, no es menos cierto que el entorno económico se sitúa muy por delante del político, donde ni siquiera existen proyectos serios en nuestro país para facilitar el voto remoto a aquellos conciudadanos residentes en el extranjero, a quienes seguimos confinando a la utilización -a menudo costosa y terriblemente lenta- del voto postal. ¿Algo podemos aprender de estos ejemplos, verdad?
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